...
Escribo poesía cuántica.
“¿Qué
cosa es eso?” Cuestionó el periodista ante tus gafas llenas de rebrillos y de
imágenes rompiéndose en el marco de carey –esto lo sabes porque lo acabas de
mirar en el video en que grabaron la entrevista.
De memoria
citaste los versos todavía no publicados y que ayudaban a ejemplificar la idea.
Dijiste:
Todo lo que soy
Nació en el siglo XX…
“El primer verso
ofrece las líneas de un fantasma –concepto clave para ilustrar la idea de los
mundos paralelos invisibles, intangibles; el siguiente verso lleva la cristalización
hasta lo evidente: una época, un siglo que acaba de fenecer.” Comentaste.
Ahora sabes que eso no fue lo que realmente hubieras querido decir. Tampoco estás satisfecho con la manera en que hablaste para el ojo de la cámara, ni mucho menos te agrada escuchar tu voz. Mejor habría sido darles mis pensamientos por escrito. En ellos mi voz no puede ser escuchada.
Ahora sabes que eso no fue lo que realmente hubieras querido decir. Tampoco estás satisfecho con la manera en que hablaste para el ojo de la cámara, ni mucho menos te agrada escuchar tu voz. Mejor habría sido darles mis pensamientos por escrito. En ellos mi voz no puede ser escuchada.
Continuaste
citando el poema inédito:
Todo lo que soy
Dejó de ser en el siglo XX…
“De nuevo,
para asegurar la existencia del fantasma, se repite el verso inicial, y el
verso que sigue, el que cristaliza, el que clausura las medidas del fantasma,
aparece con variación respecto al anterior verso cristalizador. Es una variación
marcada en lo verbal antes que en lo sustancial. En esto radica el cuantum, el
paquete energético: verso con fantasma y clausura formal en que se evidencia la
intención del decir poético. La poesía cuántica se olvida del sentido o del
sinsentido atraído sólo y nada más que mediante ritmos. En consecuencia, la poesía que escribo –y que llamo cuántica- consiste en hacer decibles –y tangibles- los límites que
suceden entre lo real y lo posible, entre lo irreal y lo imposible…” Después de ver
los ojos enormes en que se abrió la mirada del periodista, callaste y te
hundiste en el pequeño lago hecho con ruidos y voces, entre las que captaste la
voz cantante de Janis Joplin (“Move”), que ambientaba la zona del escenario donde ocurriría la lectura.
“Desde
luego que esto no es una explicación –continuaste diciendo, ya con los labios
resecos y con ganas de beber un whisky doble con hielos-, antes bien, es una indicación
por donde se puede ir en busca de vivir la poesía cuántica. Es de aquí que el
nombre del blog de donde he sacado los textos que leeré esta noche, apuntan en
este sentido: al instante como forma portadora de paquetes energéticos de
poesía cuántica.”
El periodista
sonrió y tú miraste hacia el micrófono que estaba colgando de la solapa de tu
chaqueta estilizada en finísimos cuadros azul y verdes.
“¿Podrías
decirnos el poema entero?”, pidió el periodista, y tú lo citaste completamente de memoria:
Todo lo que soy
Nació en el siglo XX
Todo lo que soy
Dejó de ser en el siglo XX
Ha muerto todo eso
Todo lo que ha de dejado de ser
Ha muerto en el que ahora soy
Me ha gustado mucho, creo que cada día escribes mejor. Qué bien, y aunque tarde, siempre te sigo...
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