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sábado, 5 de abril de 2014

La no persona



By Misha Gordin 

La no persona se aposentó en el templo de sus mayores. Allí dejó que la corroyeran sus palabras como una droga. Allí el silencio era propicio para alucinar en el espacio de los muros; con la suma de las grietas surgían rostros que acababan acompañándola, y así, en cada sombra un paisaje y muchos caminos para ser recorridos al ritmo de ciertos verbos. No había para que oponerse a la aguja que entraba en sus carnes y hacía de la bóveda cerebral una pantalla para ver la ciudad en que había vivido durante tantos años.

          Embelesada por los lentos giros del caleidoscopio en que se había ido convirtiendo su mente,  ya no supo –ni le interesó, quizás- reconocer o distinguir si lo que veía estaba allí afuera de sus ojos o adentro de su cuerpo.


          Después de mucho tiempo, la no persona decidió hundirse en el océano de las lenguas muertas. 




By Misha Gordin

1 comentario:

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