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sábado, 19 de abril de 2014

Arriba de los hombros





Ya podrán darse cuenta que te has ido. Ya no te verán por las noches tocar las puertas de la realidad ni escucharán el paso justo de las sombras trepándose hasta lo más alto de los muros.

Habías pensado en el cielo de aquellos días, suspendido en los hombros de las nubes, ajeno al color de las palabras. Y regresaste al punto de las horas en que habías decidido abandonar la mesa en que habías estado dibujabando los contornos de esa boca, que decía.

Ya podrán darse cuenta que te has marchado. Ya no te verán por las mañanas levantando las basuras ni conocerán nada que no esté asegurado por los encabezados de los diarios.

De nuevo el cielo estaba encima de los hombros de otras nubes, suspendido en los huecos que hacían las ramas. Ya tampoco eras tu mismo, pero estabas contento de la aparición de esas grises sombras.

Había sido un deseo, y la imagen de ese deseo que se esfumó en los labios de la boca que hubo dicho:

Ya no estarás en parte alguna…

Mirando las nubes, se te vino a la garganta la sensación del no ser, y encontraste en ellas el secreto…


No hay para qué decirlo, o de lo contrario habrá que borrar todo lo que arriba ha sido comprendido.


O o o o o o  O O O O O    o o o    OOOOOOOOOOOOOOOOOO  / / / / /

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