Buscar este blog

viernes, 14 de febrero de 2014

Árbol seco






Más que una sensación, es una idea pegada a las cuevas cerebrales.  Como ocurre con esta clase de fenómenos -de explicación innecesaria-, todo inicia en un momento cualquiera, mas no estoy seguro que esto mismo pueda ocurrirle a cualquier persona. En mi caso, el fenómeno comenzó poco antes del oscurecerEstaba yo mirando el gato que subía y bajaba las escaleras de la casa a la velocidad de los gatos enloquecidos por la soledad y el hambre, cuando experimenté en la punta de los dedos la frialdad que nace tras haber tocado la superficie de un hielo. Fue una frialdad muy local, al grado que en esa zona de los dedos fue haciéndose un hueco como del tamaño de un ojo de paloma.

          Otro día en la tarde, tras haber dormido la siesta, los agujeros en las yemas de los dedos se habían profundizado. El frío había hecho destilar todo el hielo hasta los nudillos, y no había guantes que cubrieran la sensación de pérdida. Luego, lo que siguió estaba no ya del lado de las manos sino en lo más profundo de la mente. Era ya, ahora sí, la idea pegada a las cuevas cerebrales.

          Ya no había gato negro corriendo enloquecido por las escaleras de la casa, lo que había era el cuello de una tortuga abierto y colgando de una rama cobriza de árbol seco, y unas manos, las mías –creo- flotando sobre un charco de sangre negra.

          Lo que se diga sobre esta idea –o macabra imagen-, a modo de explicación, acaba siendo innecesaria, inútil completamente. Ahora veo que mis manos están realmente cubiertas con guantes negros, pero siento que no son mis manos. Pienso que son o que pueden ser las manos del asesino que acabó con la vida de la tortuga que cuelga sobre la rama cobriza del árbol seco. Es esta idea la que está adherida a las paredes de mi pensamiento, y esto, ya no es sensación de hueco en las puntas de los dedos, ni hielo derritiéndose hasta el límite de los huesos. Es una idea que se mantiene a pesar de todos los sueños y de todas las actividades diarias en que me olvido de todo, menos de la tortuga y del charco de sangre negra.


IMAGINA ESTO

IMAGINA ESTO OTRA VEZ

LUEGO

QUIZÁS NO PUEDAS QUITARLO DE TU MENTE

ESTÁ COMPLETAMENTE LLENO DE HUECOS

FRÍOS COMO UN TÉMPANO

Y NO HAY SOL

NI NADA

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por asomarte a este blog de instantes

No había espacio

quería sonar como a eco de palabras sueltas como a sensaciones que se intensifican y  desaparecen  en el infinito tiempo no había espacio ni...