Uno se
va haciendo hilachas
O polvo
en los cajones de la historia.
Uno se
queda enloquecido por los siglos de los siglos
Que
aún están por venir.
Uno es
como un verbo raspando o incinerándose
En
múltiples sustantivos. Mientras por otro lado,
El
cuerpo de los días y de las noches se desparrama
Y se
rompe en explosiones breves.
Se divide
otro momento
Y
otro instante hasta quedar sumido
En susurros,
en variados juegos
Que
acaban como en eso.
Pensándolo
mejor, uno va acoplándose
A los
vacíos de verdad.
Son vacíos
como de un cristal que se hunde y hace
Que todo
lo podrido desaparezca,
A veces.
Hablaría
de siempre.
Pero
siempre es como hacer siempre lo mismo.
Aterra
el mismo inicio que acaba con los gestos de siempre.
Por eso
a veces es mejor dejarlo en las corrientes del aire
Sin
polvo y sin luz,
Sin
uno que cuente los grados de la temperatura
Y todo eso que mata lo mejor de uno.