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viernes, 11 de octubre de 2013

A tientas

1

Tal vez así fue tu pesadilla, Munch:




Por otra parte, en el cuerpo de las horas se oye algo como un 

resuello, o como un gemido.

Es casi el grito mudo que pintaste. 

Supongo.

Otros dirían otra cosa, que podría ser -viéndolo y palpándolo con la 

mirada- la mueca última del ser que desapareció por la voluntad de 

un asesino.


Pero para quien no ve ni oye nada 

sobre esto de lo que se ha estado hablando 

en este instante, 

apenas si se preocupa de saber más que la oruga 

con quien había charlado Alicia en otra historia.


2

Otro que no es Munch,

al poco tiempo se detiene a observar lo que yace a sus pies.




¿Qué mira?

¿Qué dice que palpan sus ojos?


Como a la una y cuarto de la madrugada, yendo a pie por la calle 

principal de esta villa maicera, encontré al diablo metido en una 

lata de cerveza. Siendo yo tan tímido y cobarde, se me hizo fácil 

patear lo que yo creí  sería un colchón tirado. Pero luego, tan

luego como todos los luegos que desatan tempestades, escapó un

escalofriante grito que me desbarató la calma y todo lo que iba 

de callado en mí existencia.


Lo que siguió ya no supe si fue por obra de la cerveza o por obra 

del desmadejamiento en que mis ojos cayeron: 


El colchón se había convertido en algo absolutamente 

indescriptible. 

En pocas palabras, lo que vi me llenó de terror. 


Y entonces corrí, corrí con toda la fuerza de mi miedo.



3




En un lugar de la noche se habló de apariciones, de asesinos sin 

alma y de un diablo cervecero. Después ya no se habló más. Se 

llenó de silencio el cuerpo de las horas. Y una mano, muy diferente 

de las manos que veo cuando acomodo los libros que Nicanor tira 

con su pata juguetona, se hizo presente:::::::::::::::: 


Era la mano de una pesadilla 

envuelta en sábanas.





(((Para evitar confusiones, debo aclarar que las imágenes fotográficas

que acompañan y dan vida a esta micronovela, 

pertenecen al talento de Eduardo Arrona)))

2 comentarios:

  1. Qué total me parece ese diablillo en una cerveza!! la cervez a veces es el diablo, me encanta. Este verano estuve en el mujseo Munch en Bergen, hay estudios del grito, maravillosa obra que nos hace reflexionar. El pobre Munch tuvo lo suyo...Bien traído para este escrito.
    Besos

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  2. Gracias querida Miette. Algún día, tal vez, estaré mirando y admirando en directo las pinturas de los pintores que tanto aprecio, entre ellos, efectivamente, Munch.
    Por ahora sólo me queda estar tocando en la cuerda ideal de la imaginación, haciendo breves historias que me llevan como en un sueño a recorrer otros mundos.

    Un abrazo

    ResponderEliminar

Gracias por asomarte a este blog de instantes

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