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lunes, 15 de julio de 2013

Pulcros necios








Después de años la cabeza comenzó a rodar a solas.
Pensaba en lo que haría y en lo que no haría.
Llegaba la noche y nada de lo que había pensado estaba
en la tarima de las cosas sorprendentes. 
El vacío de las horas, no obstante, había que registrarlo 
con el lenguaje de los ruidos en las azoteas.

Los hechos flotaban entre aduanas y laberintos.
Eran testigos de lo que iba desbaratándose en los puños de los necios.

Los pulcros necios, atentos a la orden de los sacrificios, reían
todo el tiempo. Días enteros reían de saberse elegidos.
Sepultureros. Idiotas al servicio de los famosos asesinos.

Los hechos flotaban entre aduanas y laberintos.
No había ecos de caídas estruendosas en el agua.
No había cuerpos enteros que soportaran la cuenta de las catástrofes.

No había perros que ayudaran a atravesar los ríos de la muerte.








2 comentarios:

  1. Amigo, cada día te superas. Texto interesante, sin duda.
    Yo perezosa total,sin muchas ideas, espero que el otño me sea más propicio a la creación porque este verano mi cabez está parada.
    Menos mal que tu actividad no cesa, y tenemos algo interesante que leer.
    besos

    ResponderEliminar
  2. Querida Miette, gracias por tu aplauso de palabras. Creo que la pereza es esencial para atrapar los fondos de la realidad llenos de poesía. Ya estarás en ellos pezcando entre cardumenes.

    Un abrazo

    ResponderEliminar

Gracias por asomarte a este blog de instantes

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