Buscar este blog

sábado, 20 de julio de 2013

ESSSSSSH





En el fondo se escucha Clan of Xymox, y más adentro el pulso de bestias trepidando en los oídos de quien sueña. Al otro lado de la puerta gritan las voces del mercado. Es de noche. Pero en el cuento que se va haciendo fuerte, es de día y las calles se llenan y se vacían de figuras. Multitud de colores. Efervescente mar de fragancias y de rostros y de ropas que se evaporan. A veces el cielo está claro. Lo cierto es que nada está quieto. Todo es ruido y movimiento.

          Y como todo lo que llega de repente, surge un restaurante en una esquina de una ciudad. Innombrable, por cierto. Allí adentro del restaurante las voces no gritan. Adentro todo es mumureo y algunas risas sosegadas, gestos que dividen el tiempo. Las emociones cobran forma en quienes comen y beben. Las sensaciones ocupan todos esos instantes. Una palabra y luego otra palabra. Un acercamiento, y en la levedad de la luz punteada con rebrillos provenientes de los carros que atraviesan la intersección, todas las posibilidades de la creación y el olvido se derraman en el afuera.

          Felisberto estaría satisfecho de encontrarse detenido, tal vez, precisamente en ese lugar en el que hay tantas dimensiones conformadas en distintas mesas. Pero la velocidad en que todo se hace y se deshace a orillas de los manteles y sobre las tabletas que algunos comensales atienden, el ruido en que flotan los gestos de las camareras y camareros que deambulan sorteando bandejas casi irreales; tan veloces cuerpos, tan atentos y alegres, que harían pensar, antes bien, en otra prosa y en otro pensamiento distinto al del maestro para tratar de traducir toda esa efervescencia en que el instante revienta multicolor y multigénero.

          Clan of Xymox continúa oyéndose en el fondo, y también el pulso de bestias trepidando en los oídos de quien sueña e ignora que alguien acaba de llegar -sin imaginar este otro personaje lo que fue entrevisto antes de que abriera la puerta.


Allí el silencio es un cuerpo de mujer desnudo en tibia luz de lámpara esquinada, es un beso leve en la espalda, es el cansancio que se resiste a caer con el par de calcetines húmedos,  echados afuera de las botas. Es… otra realidad distinta de la mujer que está durmiendo.




2 comentarios:

  1. En cada capa, un pliegue.

    Hermoso el baño que evapora hasta las luces de las sombras.

    Saludos, caro.

    E.

    ResponderEliminar
  2. Gracias, amigo. Has entrevisto lo que hay entre los pliegues de la vigilia y el sueño.

    Un abrazo

    ResponderEliminar

Gracias por asomarte a este blog de instantes

Artes apocalípticas

no merecimos un mundo mejor el color de la sangre en los ríos o mejor los ríos de sangre la peste cadaverina en las calles estornudos en ser...