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jueves, 7 de junio de 2012

En la montaña coronada









Duerme el niño bajo una mano abierta.

El corazón es inútil colocarlo a esa hora:

Está todo tan lleno de nubes en su boca

Que es inútil ponerse a pensar / o a preguntarse

Por qué la imagen se ha desparramado 


Y vuelto sombra.







Ayer, sin ir más lejos, supe que nací ciego a las ocho en punto

De un día treinta de febrero.

Me llenó de escalosfríos saberlo.

Si el tío Arcadio no me lo hubiera dicho, yo habría estado seguro, 


Todo el tiempo, que había nacido con los ojos muy abiertos: 


Mirando el mundo.










Duerme el niño bajo una lluvia de palmeras.

El llanto es otra cosa, distinto de lo que esa lluvia representa:

Está todo tan callado en su piel de caramelo,

Tan quieto y dulce el gesto en que sus labios

En que sus manos reposan bajo la tarde,

Que es mejor levantar el cuerpo e irse hasta la noche.










)))
Ayer supe que no estoy enfermo de imaginación,

Y que la razón es la única cosa pobre que no da

Para decir mucho: ni siquiera una gran mentira que haga

Reír o dar gritos a la abuela. Es más, ni siquiera ayuda la razón

A vivir entre los días y las cosas.







Sin ir más lejos, ayer el tío Arcadio me confesó una verdad

Que me hizo temer lo peor.

Lo peor es que me la dijo cuando ya había caído la noche.

Momento supremo para dormir con el día entero atado a los pies.

Si el tío Arcadio no hubiera entrado a casa, o si mejor se hubiera callado:

La noche no habría matado los días aquellos en que la risa

Era todo lo únicamente verdadero.  









))))


Tan ajena a la vida,

Tan sola,

Tan sola y sin luna,

Enloqueciendo en su noche:

Pobre de la razón,

Tan sola en su montaña coronada.







2 comentarios:

  1. Parece una nana para dormir a un niño. Un abrazo!

    ResponderEliminar
  2. Podría ser. Está todo tan lleno de noche, que las manos sueltan cordones de colores para las horas de la madrugada.

    Un abrazo

    ResponderEliminar

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