Lluvia. Todo el día lluvia.
En la noche truenos, relámpagos, viento que hacía vibrarlo todo.
En el carro la música se hacía con el Estudio No. 1 de Heitor Villalobos.
Después otra música: el viento agitando el carro, el parabrisas lleno de relámpagos.
Después entró el asco en mi cuerpo. El cansancio de todo el día estar trabajando. Llegué a casa y la lluvia quedó afuera.
Adentro todo estaba en completo silencio.
Mientras quitaba los calcetines (((también llenos de asco y de tristeza)))
el rumor de la tormenta se escuchaba al otro lado de las puertas, y
en mi cabeza tronaban otras palabras:
Nada a tiempo.
Todo desligado.
Nada quieto.
Todo yéndose al lugar de lo desconocido.
NB: Este texto es parte de un texto mayor, llamado La noche de los días (inédito)
Por qué casi todo siempre es a destiempo?
ResponderEliminarbesos
Interesante pregunta, Miette, cuya respuesta está en cada uno de los que vivimos una especie de "Jazz Pensamiento".
ResponderEliminarAbrazos
Todo fluye (decía Heráclito) y yo te digo que todo es destiempo jaja... por cierto me encanta el olor a lluvia, y ver como las gotas se aplastan y resbalan por los cristales ;) Besos!
ResponderEliminari-La que canta con Lobos: así es, nada permanece en el mismo lugar. Todo es flujo. Pero el "destiempo" es estar en el momento inesperado, es aparecer sin invitación, es ese "Jazz pensamiento" de lo fuerte en lo débil y lo débil en lo fuerte.
ResponderEliminarAbrazos
Estás muy poeta últimamente, me ha gustado, y eso que es difícil para mí terminar uno... jeje. Un saludo y gran entrada, como siempre Bocanegra.
ResponderEliminarGracias, Daniel. Vuelvo a decirlo: tú siempre muy gentil con tus comentarios.
ResponderEliminarSaludos