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jueves, 15 de septiembre de 2011

Perderlo todo en un instante


Perdí el nombre de mi boca
En dos aguas revueltas
Por el dolor y la locura.
Perdí una historia de esperanzas
En el aliento de una gruta
Visitada por los asnos y las cucarachas.
No podía hablar en un cuerpo
Dividido por la angustia
Empapado por la pena
Roto y enfermo de tristeza.
No podía ir con la sombra yerta
Apretándome los pies y la garganta
Y con un corazón… un corazón
Seco y abierto para nada.
Perdí el hilo del tejido
En que se alimentaban mis sueños
Para hacer y deshacer zozobras
O para urdir la idea del otro día
En que la ilusión se me iba.
Perdí todo lo que estaba sonando
En los escenarios de mi mente
No muy lejos de donde habían puesto
Mis manos todo lo que hallaban
Para seguir
Para continuar pulsando
Entre gotas de alegría
Una palabra dulce
O menos amarga que la sensación
De perderlo todo en un instante. 

4 comentarios:

  1. Creo que al perder, también se gana algo. Además hay ciertas cosas que es mejor perderlas, para poder encontrar nuevas :)

    Un abrazo!

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  2. Que interesante! Tengo que leer esto una vez mas.. o dos

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  3. i- La que canta con Lobos: Hay de pérdidas a pérdidas, querida compañera de rutas poéticas. En el canto mío -particularmente éste que has comentado-, hay detrás del poema una tumba abierta, donde se podrán recoger todos los alientos de la putrefacta vida.

    Abrazos

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  4. Anónimo: Agradezco tu visita. Ojalá que en las siguientes lecturas te haya parecido una vez más interesante.

    Cordialmente

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Gracias por asomarte a este blog de instantes

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