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domingo, 15 de mayo de 2011

Porca miseria

     Estrella sacó un pie de la zapatilla y se puso a untarlo contra la otra pierna. Era éste un gesto con el que discretamente calmaba su impotencia ante tanto escupitajo echado por Antonio. El colmo fue cuando Antonio le echó en cara a Lalo su apatía por las cosas que él había estado haciendo en la escuela para conscientizar a los chavos.
     A modo de reacción, Lalo no hizo más que ponerse a hacer rueditas con el humo del cigarro.
     En cambio, Delia opinó : "Por qué mejor no cambiamos de tema. Tanta desilusión me produce náuseas".
     Estrella volvió a colocar el pie adentro de la zapatilla y dijo:
     "El mundo no habrá de cambiar por lo que digamos en una mesa de café. Este país es parte del mundo, y el mundo ha querido moverse por el rumbo de los macroescaparates y el happy life excluyente. Hoy lo que importa no es to be or not to be, sino to have or not to have. Así es que déjate Antonio de culpar lo que piensan o no piensan las cabezas de este sistema en que nos sentimos atrapados. Ellos no son más que parte de la maquinaria traga cerebros y caga miseria que ha crecido en todo el mundo".
     "So my dear... y qué sugieres, que vaya a casita y ponga cara de cordero y grite a los cuatro hijos que tengo: ¡¡¡Todo está estupendamente bien, hijitos míos!!! ¡Si no lo saben, vivimos en un mundo maravilloso!... I´m sorry my dear, pero hablo de todo lo que me asfixia y me aterra, de todo lo que me está pudriendo el alma. Soy un desdichado profesor de letras en escuela pública. Soy... en fin, qué importa lo que soy".
     "Más dramático, imposible", apuntó Lalo, y continuó diciendo: "Para convencer a los chavos acerca del infierno en que nos encontramos, hay que, primero, explorar qué es lo que adentro de ellos sucede. Tal vez lo que tú piensas que es aterrador, Antonio, acaba siendo algo distinto para ellos".
     Estrella sacó los pies de las zapatillas y se puso a frotarlos debajo de la mesa. Delia se levantó para ir al baño y Antonio volvió a atacar al sistema que le estaba devorando las entrañas. Lalo elevó el brazo e hizo venir a la mesera. Pidió otra cerveza. Antonio pidió otro café. Estrella guardó los pies y avisó que estaba bien. La mesera se retiró.
     "Por Dios, Antonio" dijo Estrella en un susurro casi, inclinado el cuerpo hacia donde estaba el aludido, "¿no te parece suficiente la mierda que has echado en esta hora?"
     Antonio se levantó y dijo, antes de dirigirse a los sanitarios: "Aunque no lo quieras admitir, my dear, estamos con la mierda hasta el cuello en este pinche país".
     "¡Qué desgracia!", apostrofó Lalo, sonriendo hacia el fantasma que había entre Estrella y la cintura de Antonio. "¡Más desdichados que nosotros, ni el más desdichado de los románticos poetas!"
     Después de notar que Antonio no regresaba de los sanitarios, Lalo se levantó y fue a buscarlo.
Allá echó el grito, que todos en el café escucharon sin poder creerlo: "¡¡¡¡Está muerto... Se ha suicidado... Está muerto Antonio!!!"
   

2 comentarios:

  1. He pasado por tu blog y me ha gustado lo que escribes. Me interesé desde que vi un comentario que le regalaste a Carlos Gamissans, un simple comentario me dio la idea de los que escribes... Te sigo ;)

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  2. Gracias, Yarit. Es bueno saber que hay otros en alguna parte de la tierra leyendo lo que uno piensa y escribe, o bien, lo que uno siente y expresa. Ya estaré hurgando en el blog que conllevas y decirte lo que experimenté adentro de él.

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Gracias por asomarte a este blog de instantes

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